lunes, 16 de junio de 2008

El Chunking Dream

Pero dentro del bus algo anda mal. El bus anda y anda, sube montañas de selva tropical, por una carretera muy gringa a toda velocidad. Yo quisiera que parara, pero es imposible, esto ya no tiene reversa. Siento que me alejo irremediablemente de mi destino, que el daño es irreparable. Una Hongkonesa en su propio cuento alcanza a dar una mínima señal de extrañeza al verme llorar en mute desconsoladamente. Estás jodida, definitivamente.

Por fin para. Medio reconozco el paisaje. En contra de mis predicciones y peores miedos, sí llegamos al corazón de Hong Kong.

Una estación de metro: alivio. Esto debería ser fácil, esto es como llegar a la oficina. Un aparato como un cajero me dará mi tiquete, le meteré una moneda y me adivinará mi destino, él me dirá a dónde ir ahora, porque yo no tengo ni idea. Causeway Bay, es lo único que reconozco (él me había dicho antes de salir de Beijing, "hostales en Causeway Bay. 100 yuanes.")

Tal vez como llegué por Shenzhen en flota, en un bus como enrazado con trolley de Disney y bus de dos pisos de Londres, nunca caí en cuenta que estaba cambiando de país. Jamás se me ocurrió aquello del cambio a Hong Kong Dollars hasta que fue muy tarde.

Bueno, tres vueltas y 1 hora más cerca a que se oscurezca, y ya estoy lista para montarme a Causeway Bay y encontrar en la puerta de la estación el descanso que tanto me merezco.

No es tan fácil, por supuesto. Más bien llego, y camino por la lluvia, por puentes, por tiendas, hasta encontrar un Café Internet gratis. Aquí "googleo" hostales baratos en Hong Kong y me dice que en Tsim Sha Tsui, al otro lado de la bahía. Para llegar hay que cojer metro, o ferry. Eso hago, camino, camino, busco Chunking Mansions, el más barato que encontré... ese Mansions me da un poco de esperanza.

Encuentro una hermosa fachada, de los años 60 tal vez, con los ventiladores y aires acondicionados por fuera, un edificio como un cuerpo desangrandose con la piel al reves. Pero el primer piso en cambio son tiendas fosforescentes que brillan noche y día. No he tocado el primer escalón de la entrada y 27 pakistaníes, indios, nigerianos, me atacan al tiempo. "I give yoo rrroom missy," pero yo me voy con mi chinese, ella sabe cómo es la vuelta. "100 HKD, no pago un yuan más."

Pues 100 HKD equivalen a una colchoneta en una ducha, aparentemente. Daba calor entonces prendia el ventilador, pero eso era como prender un ventilador dentro de un closet, se armaba una señora corriente que alcanzaba a despeinarme y volarme las tareas, entonces lo apagaba y me asfixiaba, entonces lo prendía, y así una y otra vez.

Y a dormirse ya, pero no antes de bañarse con unas ganas que no he sentido nunca. Hong Kong es sucio, o Tsim Sha Tsui lo es, por lo menos. Los aires acondicionados moquean, todo gotea aun cuando no llueve, y las ventanas como mujeres demacradas con la pestañina regada. Esto no inspira nada. Inspira madrugar para salir de esta madriguera, madrugar a comenzar a tramitar mi Chinese Dream. Mañana es el día.

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Acerca de mí

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Gainesville, FL, United States
Juliana Jiménez was born in Santa Fe de Bogotá, Colombia. She lived there for 13 years before moving to the U.S., on the 10 am flight on June 20th, 2000. Now she is a Journalism (and Frustrated English) Major and Chinese Minor; a Junior, and anxious about it. She speaks Spanish 89% of her time, English 9% and Chinese 2%. Spanish at home, on the phone, in between classes, in writing, in love. English for Academia and renewing car insurance. Chinese only for text-messages with her Colombian-American-Chinese-Swiss older sister and with her Colombian-American-French-Chinese boyfriend. She lived in Beijing, China for a total of 11 months before she was back-stabbed by the Chinese government.

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